Monster Connerxtim
Tim
La primera casa está completamente vacía. Exploramos con linternas, revisamos las habitaciones y buscamos cualquier pista, pero no encontramos nada.No nos desanimamos. Pasamos a la segunda casa, que está a unos veinte minutos de distancia.-¿Por qué todas estas casas parecen salidas de una película de terror?-murmuro mientras iluminamos el interior con las linternas.Damián no responde, simplemente sigue avanzando. Registramos cada rincón. Bajamos al sótano, un espacio oscuro y polvoriento que apesta a humedad.Está claro que alguien más ha estado aquí antes. Marcas en el suelo, polvo removido, cosas movidas.-Parece que han estado buscando algo aquí también -digo, tocando una estantería llena de telarañas.Damián asiente. Miramos hasta en el patio trasero, pero no hay nada. Cuando llegamos a la tercera casa, ya son las 9:30 de la mañana.Nos adentramos en la casa con la misma rutina: linternas, ojos abiertos, exploración. El sótano me pone los pelos de punta. La oscuridad es más espesa, el aire es más frío. Damián no parece afectado, pero a mí me incomoda la sensación de estar bajo tierra.-Cada sótano es peor que el anterior-murmuro, revisando las paredes con la linterna.Damián no responde.Salimos después de no encontrar nada y exploramos el exterior de la casa.Lo curioso es que no nos hemos encontrado con ningún lobo patrullando.No sé si eso es bueno o malo.-¿No te parece raro que no haya nadie?-pregunto mientras caminamos por el patio trasero. Damián asiente, pero sigue observando el suelo como si buscara algo.-Tal vez están en otra zona -dice distraídamente.Decidimos hacer una pausa. Todos los rastreadores también necesitan un descanso. Mientras yo reviso las notas en mi móvil, Damián camina por uno de los laterales de la casa que hace esquina.Entonces, de repente, suelto un grito.-¡Joder!-Levanto la vista inmediatamente.-¿Estás bien?Damián frunce el ceño y asiente. No se ha caído, pero ha tropezado con algo. Nos acercamos y empezamos a mover las hojas con los pies.
Lo que encontramos nos deja en silencio.Es una trampilla.Está muy bien oculta, encajada en el suelo con precisión. Nos miramos el uno al otro. Y entonces, al unísono, tiramos de ella para ver si se levanta.Pero antes de que podamos abrirla del todo, una voz familiar me congela en el sitio.-¿Qué coño hacéis aquí?Mierda.Nos giramos lentamente y ahí están.Conner y Jon.Ambos están de pie al otro lado de valla, con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Jon parece más curioso que molesto, pero Conner…Conner está claramente enfadado.Damián responde por mí antes de que pueda abrir la boca.-Estamos investigando para ayudarlos a descubrir cómo se cuelan tan rápido en el territorio o si hay pistas de cómo se comunican.Conner y Jon intercambian una mirada rápida antes de que, sin esfuerzo alguno, salten la valla para llegar hasta nosotros.Me preparo mentalmente para la discusión que sé que viene en camino.-¿Cómo coño se os ocurre hacer esto?-Conner es el primero en hablar, su tono está cargado de frustración-
¿Y si os hubieran atacado?-¿Cómo sabíais que estábamos aquí?-pregunto-Los otros lobos nos avisaron -responde Jon con una expresión seria-Sabían que estabais merodeando por aquí y por las demás casas. Vinimos nosotros mismos para encargarnos de vosotros antes de que hicierais una locura-Damián resopla, sin una pizca de arrepentimiento.-No hemos hecho nada malo.-¿Nada malo?-Conner nos mira como si fuéramos unos completos idiotas-¿Sabéis que este no es un puto juego?-Sí, lo sabemos-respondo con el mismo tono de Conner- Pero preferimos ayudar en lugar de quedarnos quietos.Jon suelta una risa sarcástica.-¿Ayudar? ¿Sabes que podrías acabar muerto, verdad?-Damián se gira hacia él, su expresión es desafiante.-¿Y qué? ¿No acabamos en peligro igual si no hacemos nada? ¿Si nos quedamos esperando sin movernos?
-Conner pasa una mano por su cabello, claramente frustrado-pueden usar a cualquier persona del pueblo como rehén para sacar a tu padre a la palestra y matarlo. -No lo entendéis. No tenéis ni idea de lo que estáis haciendo.-¿Y vosotros sí?-pregunto, mirándolo con seriedad-
¿Qué diferencia hay entre nosotros y los rastreadores que tenéis buscando pistas?
-Jon responde antes de que Conner pueda hacerlo.-Ellos son lobos, Tim. No humanos con complejos de detectives-Pongo los ojos en blanco.-Claro, porque los humanos somos tan inútiles, ¿verdad?Damián interviene antes de que la discusión escale más.-Si nos vais a gritar, al menos que sea por algo útil.-Solo queremos que estéis a salvo, coño-Conner suspira pesadamente.-Y vosotros nos lo ponéis jodidamente difícil.Nos quedamos en silencio por unos segundos.Sí, sabíamos los riesgos.Sí, éramos conscientes de que estábamos en un territorio que no controlábamos.Pero la diferencia entre quedarnos de brazos cruzados o hacer algo era la razón por la que estábamos aquí.Yo no iba a dejar que Conner ni nadie más nos alejara de esto solo porque nos creían "demasiado frágiles" para ayudar.
Damián
S
eñalo la trampilla en el suelo con una sonrisa de suficiencia.-Vuestros rastreadores no encontraron esto. Nosotros sí.Jon y Conner bajan la mirada a la trampilla y su expresión cambia en cuestión de segundos. No pueden negar lo que ven.-Vamos a llamar a mi padre -dice Conner, sacando el móvil-Vosotros os vais a casa.-Ni de coña-responde Tim antes de que yo pueda decirlo. Jon frunce el ceño, mirándonos.-No tenéis nada que hacer aquí.-Pues ya lo hicimos-le respondo con una ceja arqueada.Me agacho y tiro de la trampilla. Con un fuerte chirrido oxidado, la madera cede y se abre lo suficiente como para dejar ver lo que hay debajo. Tim me ayuda a empujar el borde, levantándola completamente.Encendemos nuestras linternas dentro.Escaleras.Y un túnel.Es un puto túnel.-Mierda…-murmura Tim.Me quedo en silencio por unos segundos, escuchando a Conner y Tim discutir a mis espaldas.-Tienes que...-dice Conner con frustración.-Déjalos ya, Conner-dice Jon-No van a escucharnos.No los escucho. Estoy pensando en algo mucho más grande.-Esto explica cómo se mueven tan rápido-digo de repente, ignorando por completo la discusión-Es probable que esta trampilla la estén usando para llegar a diferentes zonas del bosque sin ser detectados.-¿Qué dices?-Me pregunta Jon-Por eso desaparecen tan rápido. Seguramente las trampillas están cubiertas con hojas y tierra, y cuando los rastreadores han pasado de largo, simplemente no las han visto-Tim asiente, captando mi punto-Y si estos túneles son lo suficientemente largos, es posible que incluso se conecten con las alcantarillas del pueblo.Jon y Conner intercambian miradas. No les gusta admitirlo, pero tenemos razón.Yo simplemente me cruzo de brazos y añado:-Ahora, ¿seguís pensando que nos vayamos a casa?
Tim
Conner llama a su padre y le da la ubicación exacta en la que estamos. Su tono es serio, casi autoritario, como si fuera él quien estuviera a cargo de la situación.-Vamos a investigar el túnel -dice sin titubear-Los cuatro.Jon y Conner claramente no están felices con la idea, pero no pueden discutirlo más. La trampilla ya está abierta, y nosotros ya hemos decidido meternos en esto hasta el fondo.Bajamos en orden: Conner primero, luego yo, después Damián y, por último, Jon.Las escaleras no son anchas, apenas lo suficiente para bajar sin tropezar con el que tienes delante. Se sienten viejas, pero aguantan nuestro peso sin problemas. Mientras bajamos, la temperatura desciende de golpe.Cuando finalmente pisamos suelo firme, la linterna ilumina las paredes de hormigón. Es un túnel enorme, casi del tamaño del metro subterráneo de la ciudad.Nos detenemos unos segundos, escaneando el lugar. Hay basura por todos lados. Bolsas de comida arrugadas, botellas de agua vacías, lo que parecen restos de algún tipo de envoltorio de carne seca.-Definitivamente han estado aquí-murmura Damián.Conner frunce el ceño, olfateando el aire.-Ha pasado mucha gente por aquí.-¿Cómo de reciente?-pregunto-Hace unas horas, como mucho-responde Jon.-Puedo captar un montón de olores-continúa Conner, arrugando la nariz-No solo alfas… también betas e incluso omegas-Damián cruza los brazos, inclinando la cabeza.-Si hay omegas, entonces están formando algo más grande de lo que creíamos.-Definitivamente no son unos idiotas actuando solos-digo, pasando la luz de la linterna por el suelo. Hay pisadas marcadas en la suciedad. Mucha gente ha caminado por aquí.Jon resopla.-Mi padre va a perder la cabeza cuando sepa esto.-No sé si eso es algo bueno o malo-añade Damián con una mueca.Seguimos avanzando, los pasos resonando en el túnel. La estructura es mucho más grande de lo que pensábamos. Hay varias bifurcaciones, caminos que llevan a quién sabe dónde.-Esto tiene que tener varias salidas-digo en voz baja-No pueden moverse tan rápido si solo tienen una.-Sí, pero ¿cuántas?-pregunta Damián.No tenemos respuesta para eso.Caminamos en silencio durante lo que parecen eternos minutos, hasta que algo llama nuestra atención.
A la izquierda, hay unas escaleras metálicas. Son antiguas, con óxido cubriendo los peldaños, pero siguen en pie.Nos acercamos con cautela.-¿Dónde llevarán?-pregunta Jon.-Solo hay una forma de averiguarlo-responde Damián, adelantándose un poco.Subimos uno por uno. Esta vez voy primero, seguido de Conner, luego Damián y finalmente Jon. Cuando empujo la trampilla superior, un chasquido suena y la puerta se abre con un leve rechinido.Salimos al otro lado del pueblo.Miro a mi alrededor, sorprendido.-Joder…-Esto explica muchas cosas -dice Conner con un gruñido bajo.Damián asiente, pasándose una mano por el pelo.-Si tienen más salidas como esta, pueden moverse por todo el territorio sin ser detectados.Jon, con los ojos clavados en el suelo, murmura:-Esto es peor de lo que pensábamos.
Damián
Conner vuelve a llamar a su padre, explicándole en detalle dónde hemos salido. No hace falta que me diga qué van a hacer después, ya lo sé: van a meter a sus hombres en los túneles para descubrir por dónde coño entran y salen los intrusos.Después de eso, nosotros caminamos de vuelta a casa.Tim y Conner siguen discutiendo.-Ahora sí que es verdad que no debéis meteros en esto-suelta Conner, con ese tono de hermano mayor mandón que empieza a darme dolor de cabeza-Es demasiado peligroso para ustedes.Yo resoplo y lo ignoro.Pero Tim no.-¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer, Conner? ¿Encerrarnos en casa con llave?-Si es necesario, sí.-Vete a la mierda.Siguen lanzándose pullas el uno al otro hasta que llegamos al pueblo. Entonces se callan, porque ninguno quiere que la gente los vea gritándose como críos.
Cuando por fin entramos en casa, la pelea sigue.Yo, sinceramente, paso de todo. Subo las escaleras, y Jon viene detrás de mí.-Ni se te ocurra-le advierto, sin girarme, y le cierro la puerta en la cara.Por un segundo, creo que lo he conseguido. Pero no.
La puerta se abre de nuevo, y Jon entra sin pedir permiso. Cierra detrás de él con calma, como si fuera su habitación y no la mía.-Hueles a furia-dice, mirándome con una expresión que no sé si me da ganas de pegarle o de matarlo.Le saco el dedo del medio y me dejo caer en la cama.
El madrugón, las emociones del día, todo me puede.
Siento su peso en el colchón.-Lárgate.-Hablemos.-Vale-Me incorporo, cruzando las piernas, y lo miro directo a la cara.-¿Por dónde quieres que empiece?-Jon se queda callado-¿Por lo cabronazo que eres al acostarte conmigo y después ignorarme durante días?-pregunto, con una sonrisa de puro veneno- ¿O prefieres que hablemos de cómo me mandas mensajes de WhatsApp como si fuera cualquiera?-Damián…-No he terminado.Le suelto todo.-Y ahora vienes en plan protector, diciendo que quieres mantenerme a salvo. Qué conveniente.Jon se inclina hacia mí, buscando besarme. Pero yo le giro la cara.-Ahora mismo, no quiero hablar contigo.Me echo de nuevo en la cama, dándole la espalda.Jon suspira.Y yo cierro los ojos, porque si no lo hago, voy a terminar gritándole.Jon suspira, pero no se mueve. Yo sigo con la mirada clavada en la pared, sin intención de darle más conversación. Pero él habla igual.-Sé que he sido un cabrón.
-No digo nada-No quería ignorarte. No quería alejarme de ti. Pero tenía que hacerlo-Aún así, sigo sin responder-No sabes cómo ha sido esto para mí-continúa, su voz más baja-Desde el momento en que te marqué como mío, mi instinto quiere que esté contigo todo el tiempo. Mi cabeza, mi cuerpo, todo... te quiere.Me giro apenas unos centímetros, lo suficiente para verlo con el rabillo del ojo. Su expresión es sincera, pero no me basta.-He tenido que obligarme a quedarme lejos-admite, apretando los puños-Si me acostumbraba a estar contigo... si... si me acostumbraba demasiado y luego pasaba algo...-Hace una pausa-Si te pasaba algo... no habría podido soportarlo.Mi pecho se contrae, pero no respondo.-Tú no eres como nosotros, Damián. No tienes nuestra fuerza, nuestros reflejos.
-Su voz tiembla apenas un poco-Eres más frágil de lo que te das cuenta.Eso me hace chasquear la lengua.Frágil.Jon nota el cambio en mi expresión y rápidamente añade:-No lo digo como un insulto. Eres fuerte de muchas otras maneras. Pero físicamente… no tienes una mordida mortal, ni garras, ni instintos para detectar peligro.Sigo sin decir nada.-¿De verdad no vas a responderme?Cierro los ojos y lo ignoro.Jon suspira de nuevo.-Bien.Se levanta de la cama sin hacer ruido. Escucho cómo se acerca a la puerta, pero antes de abrirla, dice en voz baja:-Sabes que tengo razón.Y entonces, se va.Yo sigo sin moverme.Y en mi pecho, un torbellino de emociones me impide dormir.Tim entra a mi habitación sin ni siquiera tocar. Tiene el ceño fruncido y la boca torcida en una mueca de fastidio. Creo que va a llorar.-Damián, quiero morirme.Se deja caer a mi lado en la cama, apoyando la frente contra mi hombro como un niño pequeño.-¿Otra pelea con Conner?-pregunto, sin sorprenderme.-Sí-Lo dejo soltar un largo suspiro antes de que empiece a llorar dramáticamente.-Me ha gritado.Levanto una ceja.-¿Tú le gritaste primero?-Eso no es el punto.-Ajá.Suspira de nuevo y me aprieta más fuerte.-Me ha dicho que soy un cabezón y que me meto en problemas porque no sé cuándo detenerme...-Bueno... no está del todo equivocado-Tim me golpea el brazo con la cabeza.-No necesito que seas lógico, Damián. Necesito apoyo emocional-Pongo los ojos en blanco, pero pongo mi mano en su espalda y lo palmeo con calma.-Pobre bebé, ¿quieres que le grite yo?-Tim asiente contra mi camiseta.-Sí, por favor. Dile que es un cretino.-Hecho-Nos quedamos así unos minutos, en silencio, hasta que Tim suspira otra vez.-¿Y tú?-¿Yo qué?-Se separa un poco para mirarme.-Tienes cara de que también quieres matarte-Me encojo de hombros.-Jon y yo también hemos discutido.-¿Y qué dijo?-Una mierda sobre alejarse de mí por mi propia seguridad. Predecible.-¿Y qué le dijiste?-Nada.Mi hermano me observa unos segundos.-¿Nada?-Nada.Tim entrecierra los ojos, como si intentara leerme la mente.-¿Y cómo te sientes al respecto?Me dejo caer en la cama boca arriba.-No lo sé.Tim se acomoda mejor a mi lado, apoyando la cabeza en mi pecho como si fuera un gato.-Está bien no saberlo-dice, con voz más suave.Respiro hondo.Sí.Supongo que sí.
Tim
Lo que le he dicho a Damián es solo una parte de la mierda que hemos gritado Conner y yo abajo. Evidentemente, yo fui el primero en empezar a gritar.Porque no es justo.Porque las parejas se ayudan.Porque él no puede decidir por mí. Nunca me había gritado así.Y yo lo mandé a la mierda.
Ahora no sé en qué punto estamos. No sé si esto ha sido una pelea normal o una ruptura.Damián se queda en silencio a mi lado. Solo puedo escuchar su respiración tranquila mientras yo sigo lloriqueando.-¿Crees que estoy exagerando?-No-Su respuesta es inmediata.-Pero Conner también estaba asustado, Tim-No respondo.
-Eres su persona. Claro que está desesperado por protegerte+Aprieto los dientes.-él también es mí persona. ¿Por qué no puede entender que yo quiero protegerlo a él también?-Damián suspira.-Porque es un puto lobo. Y los lobos son idiotas-Eso me saca una risa seca.-Gracias por la sabiduría, hermano menor.-Para eso estoy-Nos quedamos en silencio otro rato.-¿Crees que deberíamos hablar?-Damián se encoge de hombros.-Si quieres.-¿Y si no quiere?-Entonces que le jodan.Río por lo bajo. Pero en el fondo sé que no puedo dejar esto así.No quiero dejarlo así.
Tim
Aún así, no le hablo en los siguientes tres días. No quiero. Y si lo quisiera, tampoco lo haría.Me he estado quedando en la habitación de Damián.Él no dice nada cuando le tiro una almohada extra en la cama y me acurruca a su lado, pero tampoco me echa.
Porque aunque mi hermano sea como un puto bloque de hielo en la Antártida, sé que él también lo está pasando mal.El cuarto día pasa sin novedades.El quinto día, Conner aparece montado en un Mercedes negro. Lo veo antes de que él me vea a mí.Pero no me detengo.Sigo caminando.Ya con el coche a mi lado, baja la ventanilla.-Tim, súbete al coche.-No.-Tenemos que hablar.-No tengo nada que decirte.-Yo sí.Sigo caminando. Conner mantiene el coche a mi ritmo.-Tim, no podemos seguir así.-Pues entonces deja de seguirme.-Joder, Tim-Ruedo los ojos y me detengo.-Si me sigues acosando, voy a llamar a la policía.-Damián no te va a ayudar a esconder un cadáver.-No. Pero tal vez él lo esconda contigo-Me observa con una mezcla de diversión y frustración.-Entra al coche.Lo miro.Miro el coche.Miro la calle.Pienso en lo agotador que es evitarlo todo el tiempo.Suspiro.-Si me matas y escondes mi cadáver, Damián sí que te va a matar a ti.-No planeo matarte.-Entonces planeas otra cosa.-Sube y lo descubres.Mierda.Contra mi mejor juicio, tiro del mango de la puerta y me meto en el coche. Conner sonríe con satisfacción.-Sabía que entrarías.-Todavía puedo saltar en marcha-Arranca el coche y pone la mano en mi muslo.-Hazlo y me veré obligado a perseguirte.Mierda.Me va a matar.O peor.Va a hacerme dejar de estar enfadado.Conner sigue conduciendo, su expresión ya no es burlona ni divertida. Es seria.-Lo siento.Mi respiración se corta por un segundo.-¿Lo sientes?-Sí.-¿Lo sientes porque te das cuenta de que fuiste un imbécil, o porque me tienes en tu coche y no tienes escapatoria?-Conner exhala con fuerza, como si estuviera reuniendo paciencia.-Lo siento porque no debería haberme dejado llevar de esa manera. Porque no debí gritarte, ni decirte que te mantuvieras fuera de esto como si no fueras capaz de tomar tus propias decisiones-Miro por la ventana, tratando de ignorar el nudo en mi pecho.-Lo dices como si eso fuera lo peor.-¿No lo fue?-Cierro los ojos por un segundo.-Lo peor fue que me apartaras. Que actuaste como si yo no tuviera derecho a estar a tu lado-Digo apretando una de mis mangas, y Conner aprieta el volante.-No quería ponerte en peligro.-Eso no es tu decisión.-Lo sé.No me lo esperaba. Vuelvo la cabeza, mirándolo con atención. Sus ojos están fijos en la carretera, pero no tiene esa actitud de terco de siempre.Está pensando en lo que ha hecho. Y eso me desarma más de lo que esperaba.-Entonces, ¿por qué lo hiciste?-Conner chasquea la lengua.-Porque soy un idiota-Eso casi me saca una sonrisa.Casi.-Y porque…-Vacila un momento antes de continuar-Porque me importas mucho-Ahora sí, el nudo en mi pecho se aprieta.-No es excusa.-No, no lo es.Suspiro.;No quiero perdonarlo tan rápido.
Quiero hacerle sufrir un poco más.Pero él es Conner.Y Conner siempre sabe qué decir para que mis muros se vengan abajo.-¿Cómo se supone que arreglas lo que rompiste?
-Conner me mira de reojo y sonríe.-Para empezar, no voy a dejarte ir hasta que lo haga.Me recuesto contra el asiento y cierro los ojos.No sé si quiero besarlo o golpearlo.Probablemente ambas.
Damián
Pego un grito cuando veo a Jon tocándose la ventana de mi habitación.Casi me da un infarto.-¡¿Qué coño estás haciendo?! -suelto, llevándome una mano al pecho mientras mi corazón parece intentar salirse de mi caja torácica.Jon, con la cara más tranquila del mundo, me saluda con una mano como si no acabara de aparecer de la nada como un puto fantasma.-Buenas noches, Damián.-¡Buenas noches mis cojones! ¡Podrías haber tocado la puerta como una persona normal!-Él levanta una ceja, con esa maldita sonrisa que me da ganas de pegarle.-Tu eres quien me enseñó el camino hasta aquí.Abro la boca para protestar, pero… vale, tiene razón.Eso no significa que no quiera asesinarlo en este preciso momento.-¡Eso es diferente!-¿Por qué?-Porque lo digo yo.Jon se ríe.Se ríe.Como si fuera divertido el hecho de que casi me haya dado un infarto.-Abre la ventana.-No.-Damián…-Jon.Nos quedamos así, mirándonos fijamente.Él en mi ventana como un idiota.Yo con los brazos cruzados, negándome a ceder.-Voy a quedarme aquí hasta que me abras.-Pues quédate ahí.-Puedo estar toda la noche.-Bien, entonces tú vas a congelarte y yo voy a dormir como un bebé.-Damián…-Jon…-Te quiero.Le cierro la cortina en la cara.
Tim
Tenía razón.Damián tenía razón desde el principio.Conner tiene miedo. Miedo de que me pase algo. Miedo de que no pueda protegerme, miedo de perderme. Porque es cierto. Conner ha pasado toda su vida aprendiendo a proteger a los suyos. Es su instinto. Su deber. Su forma de amar.Joder.Y lo entiendo. Claro que lo entiendo. Pero yo también tengo miedo. Suspiro, sintiendo el peso de la discusión en mis hombros. No quiero seguir peleando. No con él.Así que respiro hondo, dejo que el aire llene mis pulmones, y cuando hablo, lo hago con calma.-Entiendo por qué lo hiciste.-Nada de sarcasmos, ni ironías. Solo la verdad.Conner no dice nada al principio. Sigue con los ojos fijos en la carretera, los nudillos blancos de tanto apretar el volante. Como si esperara otro reproche. Otra pelea.Pero no voy a dársela.-Pero tú también tienes que entenderme a mí-Mi voz es tranquila, pero firme. Porque esto no va solo de él. -Porque yo también me preocupo por ti.Conner parpadea. Me mira de reojo, como si no se esperara eso. La tensión en sus hombros desaparece poco a poco. Su mandíbula se relaja. Se ve tan jodidamente agotado.-Tim…-empieza a decir algo, pero se calla.Suelto una risa corta.-¿Qué? ¿Nunca te habían dicho eso antes?-Lo veo sacudir la cabeza, con una sonrisa pequeña, casi avergonzada.-No de esta manera.Y eso me cabrea un poco.
Porque ¿qué clase de vida ha tenido en la que nadie le ha dicho algo tan simple?-Bueno, pues acostúmbrate. Porque esto no va a cambiar.
-Conner me mira otra vez, con ese brillo raro en los ojos.Pero es Conner. Así que, en vez de ponerse sentimental, decide ser un idiota.-Vas a hacer que me sonroje, Wayne-Ruedo los ojos, pero no puedo evitar sonreír.-Idiota-El resto del camino seguimos en silencio, pero es un silencio bueno.Cómodo.
Damián
Veinte minutos.Llevo veinte infernales minutos escuchando a Jon cantar la misma jodida canción.Al principio, intenté ignorarlo. Después, me tapé la cabeza con la almohada.Ahora, estoy considerando seriamente el asesinato.-¡Jon, cállate!Silencio. Suspiro con alivio, cerrando los ojos. Por fin.
Pero dura tres segundos.-Daaamian, mi vida, mi amor, mi cielo…-empieza a cantar otra vez, más alto, con esa voz de desgraciado que sabe que me está sacando de quicio.Me incorporo en la cama, lanzando la almohada contra la ventana.-¡Jon, te juro que si no te callas, voy a lanzarte un hacha!-¡Esa no es manera de tratar a tu novio, cariño!-¡NO ERES MI NOVIO!Jon se ríe, porque claro que sí. Me dejo caer de espaldas en la cama, bufando.Lluvia.Empieza de a poco, unas gotas contra la ventana.
Al cabo de unos segundos, el sonido se intensifica. La tormenta ha llegado. Mi habitación se llena del eco de la lluvia golpeando el cristal, el tejado, la calle.Y Jon deja de cantar. Lo noto porque se hace un silencio extraño. Un silencio que no debería molestarme, pero lo hace.Porque Jon sigue ahí afuera.
Y aunque sea un maldito fastidio, sigue siendo idiota.
Un idiota bajo la lluvia. Me giro en la cama, dándole la espalda a la ventana.No es mi problema.Pero empiezo a sentirme culpable.Porque Jon es un cabeza dura.
Porque Jon no se va a ir.
Porque Jon es Jon.Y porque una parte de mí quiere abrir la ventana y decirle que entre. Me cubro la cara con las manos.-Joder...Voy a arrepentirme de esto. Seguro.Me levanto de la cama con un suspiro y camino hasta la ventana, corriendo las cortinas de golpe. Jon está ahí, de pie bajo la lluvia, con una sonrisa de niño travieso en la cara.-Vete a tu casa, Jon-Él se encoge de hombros.-No quiero.-Me da igual lo que quieras.-¿Seguro?-ladra una risa- Porque tus ojeras dicen que me extrañas.-Mis ojeras dicen que no me dejas dormir, imbécil.Apoya las manos en el marco de la ventana, mirándome con esos malditos ojos azules que parecen brillar incluso con la tormenta.-Déjame entrar.-No.-Venga, Damian, estoy empapado.-Mejor. Así aprendes a no hacer estupideces-Jon sonríe, sabe que estoy perdiendo la paciencia.-Podrías enfermar-digo con burla.-Sabes que eso es casi imposible.Me cruzo de brazos, apretando la mandíbula. Es verdad. Me lo ha dicho mil veces. Los hombres lobo no enferman.-Entonces quédate ahí hasta que crezcan hongos en tu cabeza.-Pueden crecer en otra parte, si quieres comprobarlo.-Eres un asco.-Pero me quieres.-Cierra la boca.Él solo se ríe.Y yo me quiero tirar por la ventana.Jon sigue sonriendo bajo la lluvia, con el pelo empapado pegándosele a la frente y la camiseta oscura adherida a su torso. Se ve como un perro callejero mojado y sabe que eso me va a hacer sentir culpable.-Venga, Damian. En serio, déjame entrar.-No.-Por favor.-No.-Te lo ruego.-No-Jon ladea la cabeza, divertido.-Parece que te gusta decirme que no.-Es porque disfruto verte sufrir.-Eso no es cierto.-¿Ah, no?-No.-¿Y qué sabes tú?-Lo sé porque si fuera cierto, ahora mismo estarías haciendo palomitas para verme quedarme en esta tormenta.-Dame cinco minutos y las hago-Jon suelta una carcajada y sacude la cabeza, como si de verdad no pudiera creerlo.-Joder, Damian.Yo solo me cruzo de brazos.
La lluvia empieza a intensificarse, golpeando el suelo con más fuerza.-Damián.Su tono ha cambiado.Ahora no está sonriendo.Ahora no está bromeando.-Te necesito.Su voz resuena en mi pecho como un trueno. Me quedo inmóvil, sintiendo mi estómago apretarse.-Oh, claro. Seguro que no es solo un polvo y luego desaparecer de nuevo, ¿no?Las palabras me salen frías, cortantes. Más de lo que planeaba. Pero Jon se queda en silencio. Y ese silencio pesa más que cualquier respuesta. La lluvia sigue cayendo y me doy cuenta de que mi respiración se ha vuelto más rápida.-¿Sabes lo que me jode también?-Jon me mira fijamente, esperando.
-Que lo dices como si yo no me preocupara también .-Damián…-No, cállate.Jon cierra la boca. Mis manos se aprietan en los bordes de la ventana.-¿Sabes qué se siente? Que me beses, que me hagas sentir como si fuera el puto centro de tu mundo… y luego desapareces. Como si yo fuera nada-Jon baja la mirada.-Lo hacía para protegerte.-Puedo cuidarme.-Damián, mi padre es el objetivo. Y yo… voy a tomar su lugar algún día. Si los traidores me quieren muerto, tarde o temprano también van a ir por ti.El nudo en mi pecho se aprieta tan fuerte que casi duele. Jon me mira, empapado y completamente serio.-Si te ven conmigo, te pondrán en la lista.Mi corazón late demasiado fuerte. La lluvia cae con más fuerza. Un trueno resuena en el cielo.Y yo abro la ventana.Jon no se mueve.Nos miramos durante lo que parece una eternidad.Y entonces, cierro la ventana detrás de él.Jon se queda en silencio un momento, con la respiración pesada. -¿Cómo puedo arreglar esto?
-Su voz es baja, casi un susurro.Yo lo miro. No tengo ni idea.
Nunca he tenido este tipo de problemas. Nunca me he preocupado por cosas como "arreglar relaciones" o "perdonar a alguien por alejarse por su bien."-No lo sé.Jon cierra los ojos un segundo, como si procesara mis palabras. Y luego, se arrodilla. Agarra una de mis manos con ambas, con fuerza, como si yo fuera lo único que lo mantiene de pie.-Haré lo que sea.Lo observo desde arriba, su pelo mojado pegado a su frente, su respiración entrecortada. No sé qué decir. No sé cómo manejar esto. Siempre he sido bueno con los problemas que puedo resolver con lógica o fuerza. Pero esto... esto es algo más.-Entonces...-Mi voz suena más suave de lo que esperaba-Déjanos ayudar.Jon me mira fijamente, sus ojos oscuros brillando con algo que no sé si es esperanza o miedo.Su agarre en mi mano se aprieta por un segundo.Y luego asiente.
Tim
La lluvia nos obliga a detenernos en un área de descanso a un lado de la carretera. El sonido de las gotas golpeando el techo del coche es casi hipnótico, llenando el silencio que se ha instalado entre nosotros desde hace varios minutos.Miro por la ventana, viendo cómo el agua forma pequeños ríos en el cristal, y me dejo caer un poco más en el asiento. Me giro un poco hacia él, encontrándolo con una mano apoyada en el volante y la otra sobre su muslo, golpeándolo suavemente con los dedos como si estuviera debatiendo consigo mismo sobre qué decir.Y entonces rompe el silencio.-¿Ya puedo besarte?-Mi cabeza gira hacia él de golpe.Me está mirando, serio pero con esa pequeña sonrisa en la comisura de los labios, como si estuviera esperando mi reacción. Parpadeo, procesando la pregunta.-¿Y si digo que no?-Su sonrisa se ensancha apenas un poco.-Lo respetaría-Se inclina un poco hacia mí, con su mirada fija en la mía-Pero no me digas que no.-¿Y si lo hago para ver tu cara de decepción?Conner rueda los ojos, pero sigue acercándose lentamente, dándome tiempo para detenerlo si quiero.No quiero.Suelto un suspiro y dejo caer la cabeza contra el respaldo.-Haz lo que quieras.No necesito decirlo dos veces. Antes de que pueda terminar de acomodarme, sus labios están sobre los míos.Damián
Cuando terminamos de hablar, le señalo el baño con la cabeza.-Anda, dúchate. No quiero que mojes todo el suelo de mi habitación.Jon sonríe, pero obedece. Se mete en el baño, y mientras el agua comienza a correr, voy a buscarle ropa de Tim. Su cuerpo es más grande que el de mi hermano, pero algo servirá. Encuentro una sudadera y unos pantalones de chándal negros que le quedarán algo ajustados, pero no voy a darle mi ropa.Cuando vuelvo al baño, Jon asoma la cabeza por la cortina con el pelo goteando.-No te vayas.Ruedo los ojos, pero igual me apoyo contra la puerta con los brazos cruzados.-No me voy.Jon sonríe con satisfacción y cierra la cortina de nuevo.
El sonido del agua llenando el espacio me relaja más de lo que me gustaría admitir. No hablamos mucho mientras él se ducha, pero de vez en cuando suelta alguna tontería desde el otro lado de la puerta y yo respondo con monosílabos.Cuando por fin termina, escucho cómo apaga el agua y me preparo para salir. Pero Jon, como siempre, decide ser Jon. Sale con la toalla atada a la cintura y el pelo aún goteando, hablando sin parar mientras se seca el cuerpo.Desvío la mirada automáticamente. No es como si no lo hubiera visto antes, pero es un reflejo instintivo.-No te hagas el puritano ahora-se burla, y yo le lanzo una mirada de advertencia que él ignora por completo.Cuando termina de secarse, agarra la ropa que le dejé y se la pone con calma. Justo cuando estoy por salir del baño, Jon se sienta en la tapa del váter.-Sécame el pelo-Frunzo el ceño.-¿Qué?-Jon abre las piernas y me señala el espacio entre ellas.-Ven aquí.Dudo un segundo, pero termino accediendo. Me coloco entre sus piernas, agarrando la toalla y frotándola contra su cabello húmedo con movimientos firmes.Jon cierra los ojos, dejándose hacer. Pasan varios segundos en silencio. Es casi… cómodo. Pero entonces, sin previo aviso, me abraza por la cintura, tirando de mí hasta pegar su rostro contra mi pecho. Mi cuerpo se tensa automáticamente.-Jon…-Damián-su voz suena baja, un poco más seria de lo normal.Lo siento respirar contra la tela de mi pijama antes de levantar la cabeza y mirarme directamente a los ojos.-¿Quieres ser mi novio?
Tim
Estoy sobre el regazo de Conner, con las piernas a cada lado de sus caderas, sintiendo sus manos sujetando mi cintura como si no quisiera que me moviera.La lluvia no para de golpear el techo del coche, y el interior se está llenando de vaho. Es acogedor, cálido.Puedo sentir su erección contra mí. No es que intente ocultarla. Al contrario, cada vez que me muevo un poco, suelta un suspiro contenido y me aprieta un poco más fuerte.-Esto es cruel-murmura, con la voz grave y llena de frustración. Sonrío de lado, inclinándome sobre él, pasando los labios por su cuello sin llegar a besarlo.-¿Qué es cruel?-susurro contra su piel, disfrutando de la forma en que se estremece. Conner gruñe bajo y me empuja más contra él.-Tú.Antes de que pueda burlarme de su poca paciencia, veo cómo mete la mano en el compartimento de la puerta y saca un paquete de condones.Arqueo una ceja.-¿En serio?-Conner se encoge de hombros con una sonrisa descarada.-Soy precavido-Me río, apoyando las manos en su pecho.-No va a pasar nada.-¿Qué?Me acerco a su oído, dejando caer mi voz hasta convertirla en un susurro.-Solo te estoy torturando.Conner cierra los ojos y resopla.-Joder, Tim.Me río de nuevo, satisfecho. Pero no me bajo de su regazo.
Damián
-Vale.Lo digo sin pensarlo demasiado, pero en cuanto la palabra sale de mi boca, Jon me mira con los ojos bien abiertos, como si no creyera lo que acaba de escuchar.-¿Vale?-repite, como si necesitara confirmarlo.-Sí, Jon, vale. ¿Quieres que lo escriba en un contrato o algo?-Jon sonríe como un idiota, pasando las manos por su cara antes de volver a mirarme.-No puedo creerlo… ¿Eres mi novio?-No lo digas en voz alta, pareces un crío.Él se ríe y me agarra de la cintura para levantarme en el aire como si fuera una pluma.-¡Eres mi novio!-¡Bájame, imbécil!Nos lleva por el pasillo mientras no para de repetir lo mismo, y después me deja caer de golpe en la cama y él se desploma a mi lado, sonriendo como si le acabaran de dar el mejor regalo del mundo.-No puedo esperar para restregárselo a Conner.-¿Eso es lo primero en lo que piensas?-Él se encoge de hombros.-Bueno, eso y en que ahora puedo besarte cuando quiera.-O no-Dejame disfruta el momento.Cuando finalmente nos metemos en la cama, Jon no tarda ni cinco segundos en pegarse a mí como un koala.-Dios, hueles increíble.-Jon, cállate.Pero no se calla. Me besa la mandíbula, luego el cuello, luego la mejilla.-Jon.-Mmm.-Quédate quieto-Me sujeta la cara y me da un beso suave en los labios.-Es que estoy demasiado emocionado para solo dormir.-Pues contrólate-Jon gime dramáticamente, apretando la frente contra mi hombro.-Me lo pones difícil.-No estoy haciendo nada-Y eso es lo peor, no tienes ni que esforzarte.Tim
-
Vamos, Tim… solo un poquito…Conner me mira con esos ojos de cachorro, suplicante, como si realmente estuviera sufriendo. Y, bueno, técnicamente lo está. Lo siento duro y caliente contra mí, su erección atrapada entre nosotros mientras yo sigo moviéndome, rozándonos de forma casi cruel.-Ya te dije que no-respondo, aunque mi voz no suena tan firme como quisiera.Conner deja escapar un gruñido bajo y me aprieta más fuerte contra él, sus manos en mi cintura guiándome para que siga deslizándome sobre su entrepierna.-Eres un maldito torturador.-Lo sé.Sonrío con superioridad, pero por dentro sé que no voy a aguantar mucho más. Conner sabe exactamente cómo tocarme, cómo mirarme. Esas putas miradas… Me está derritiendo con ellas.-Solo un poco-vuelve a insistir, su voz profunda y ronca, con ese tono que me vuelve loco.Mierda.-No.Me inclino sobre él, apoyando las manos en su pecho mientras sigo con el mismo vaivén, lento, provocador. Conner se muerde el labio, sus pupilas completamente dilatadas.-Te odio-gruñe.-Que mal mientes.Conner desliza las manos debajo de mi camiseta, acariciando mi espalda desnuda, subiendo hasta mi nuca y luego bajando de nuevo, quemándome con cada roce.-Tim, joder…Me mira como si fuera lo único en el mundo. Como si me necesitara más que al aire que respira.Y yo sé que estoy perdiendo. Sé que si sigue mirándome así voy a ceder más rápido de lo que tenía pensado.Pero me niego.Aunque mis movimientos sobre él dicen lo contrario.Damián
L
a verdad es que estoy agotado. Mi cuerpo pesa más de lo normal, mis párpados se sienten pesados y las caricias de Jon en mi espalda no están ayudando en absoluto.-Damián…-murmura contra mi pelo.-Mmm…-No te duermas todavía.-Muy tarde-Mi respuesta sale arrastrada, apenas comprensible, y escucho cómo Jon suelta una risa baja.Su mano sigue trazando círculos en mi espalda, deslizándose con una suavidad que jamás pensé que alguien como él podía tener. Sus dedos suben hasta mi nuca, entrelazándose con mi cabello, y yo dejo escapar un suspiro sin darme cuenta.-Me gusta esto-dice en voz baja.No respondo.No porque no quiera, sino porque la calidez de su cuerpo, su aroma, el ritmo pausado de sus caricias… todo está arrastrándome al sueño.Jon se mueve un poco, y siento su nariz rozar mi sien, como si quisiera asegurarse de que sigo despierto.-Damián…-Duerme, Jon.-Pero…-Duerme.Él suelta otro suspiro, esta vez más resignado, y sus brazos se aprietan un poco más a mi alrededor.La última cosa que siento antes de caer rendido, es su mano acariciando perezosamente mi espalda, y como si sincronizara su ritmo con el mío.Tim
No sé en qué momento cedí.Quizás fue cuando Conner me miró con esos ojos llenos de deseo y necesidad, o cuando su voz baja y ronca me rogó que no lo torturara más. Tal vez, simplemente, porque yo también lo deseaba.El sonido del envoltorio del condón rasgándose llena el coche mientras él lo desliza sobre su erección.Mis pantalones ya no están.Mi ropa interior tampoco.Siento el aire frío rozar mi piel, contrastando con el calor sofocante dentro del auto empañado.Conner se recuesta un poco más en el asiento, con una mano en mi cintura y la otra rodeando mi nuca, guiándome hasta su boca para un beso lento y profundo.Mis rodillas se apoyan a cada lado de sus caderas, mi piel rozando la suya, mi cuerpo alineándose con el suyo, y el leve temblor en mis manos cuando las coloco en su pecho no pasa desapercibido para él.-Si te arrepientes, dímelo ahora-Su voz es baja, pero hay una firmeza en ella que me hace sentir seguro.No me arrepiento.
No podría.Así que, en lugar de responder, me acomodo sobre él, mis dedos deslizan por su abdomen mientras me preparo para recibirlo.El vaho cubre las ventanas por completo.
Mi piel arde con cada caricia.
El mundo entero deja de existir en este instante.Y entonces, lentamente, lo siento llenarme.Lo siento entrar poco a poco, su grosor me obliga a exhalar un suspiro profundo mientras mi frente se apoya en su hombro. Conner me sostiene por la cintura, con una paciencia que nunca le había visto antes.-Tranquilo…-murmura-No hay prisa.Suavemente, me acaricia la espalda, sus manos recorriendo mi piel desnuda con una ternura que no esperaba. Le gusta hacerme sentir bien, y eso es jodidamente peligroso.Me acomodo sobre él, sintiendo cómo se ajusta dentro de mí, y cuando me atrevo a moverme, su agarre se tensa.-Joder, Tim…-murmura, inclinándose para besarme la clavícula.Me muevo lentamente, dejando que mi cuerpo se acostumbre, y su respiración se vuelve más errática. Sus manos ascienden por mi espalda hasta enredarse en mi cabello, tirando de mí para robarme un beso, uno profundo y necesitado.-Mírate…-susurra contra mis labios, con esa maldita sonrisa de satisfacción-Me estabas torturando hace un rato y ahora eres tú el que está temblando.Mis manos se aferran a sus hombros.-Cállate.-¿Por qué?-Aprieta mis caderas, obligándome a bajar un poco más sobre él, sacándome un gemido que muerdo contra su cuello-¿Te pone nervioso que me escuche toda la puta manada?-No seas imbécil.-Entonces dímelo-Se hunde más en mí y jadeo-Dime que te encanta-Mis uñas se clavan en su piel y Conner suelta una risa baja-Oh, Tim…-Su lengua recorre la curva de mi cuello-Voy a hacer que lo digas.-Entonces mueveConner empuja con firmeza, su grosor me estira de una forma que es casi demasiado. Su cuerpo encaja perfectamente con el mío, como si estuviera hecho para esto, para hacerme perder la cabeza.Mis uñas se clavan en sus hombros cuando él me obliga a bajar completamente sobre él, llenándome hasta el fondo. Jadeo contra su cuello, sintiendo su risa satisfecha vibrar en su pecho.-¿Qué pasa?-susurra con esa voz jodidamente engreída- ¿Te dejé sin palabras?Quiero responderle algo mordaz, algo que lo ponga en su sitio, pero lo único que sale de mi boca es un maldito gemido ahogado.-Eso pensé...-Su agarre en mis caderas se intensifica y me obliga a moverme sobre él, estableciendo un ritmo lento pero profundo.El calor de su cuerpo me envuelve, su piel está ardiendo contra la mía y cada embestida me roba el aliento. No es solo sexo, es algo más, algo que me quema desde adentro.-Eres una maldita provocación andante...-musita entre succionadas-Desde el primer día que te vi, supe que esto pasaría tarde o temprano.-Calla…-Jadeo, aferrándome a su cabello.-Dilo-exige-Dime que te encanta.-Joder, Conner…-Eso…-Sonríe contra mi piel, satisfecho. Me niego, aprieto los labios, pero él ya conoce mi punto débil.Se queda quieto.Y me sujeta para que tampoco pueda moverme.-Espero-susurra contra mis labios.Lo odio. -Sí…-finalmente lo suelto en un suspiro-Me encanta, Conner.Su gruñido de satisfacción es lo último que escucho antes de que mi mente se nuble completamente y el placer me consuma.Conner sigue embistiéndome desde abajo con una intensidad que me roba el aliento. Cada empuje es profundo, certero, devastador.Sus manos en mis caderas me obligan a seguirle el ritmo, a caer sobre él con la misma desesperación con la que él me empuja hacia su cuerpo. El sonido de la piel chocando contra la piel llena el coche, mezclándose con nuestros jadeos, con los gemidos rotos que no puedo controlar.El calor es insoportable. Estoy sudando, mi piel resbala contra la suya, y cada vez que Conner cambia el ángulo de sus embestidas, un nuevo escalofrío me sacude desde la cabeza hasta los pies.Mi respiración es errática, mi visión borrosa. Todo lo que existe en este momento es él, su cuerpo moviéndose contra el mío, llenándome una y otra vez, llevándome al borde del colapso.Mis piernas tiemblan alrededor de su cintura, mi pecho sube y baja con rapidez, y cada vez que baja sus labios a mi cuello y me muerde suavemente, siento que el placer se intensifica al punto de ser insoportable.No puedo pensar. No puedo formar una maldita frase coherente.Conner me agarra con más fuerza y me gira ligeramente, enterrándose más profundo, tocando ese punto que me hace ver estrellas.-Joder…-gimo con la cabeza echada hacia atrás, sin poder controlar mi voz.Su única respuesta es un gruñido bajo, salvaje, mientras sigue empujando dentro de mí con más hambre, más urgencia.
Mi piel se siente hipersensible, cada roce, cada embestida, cada maldito movimiento de su cuerpo contra el mío me hace perder la cordura.Estoy tan cerca… Tan jodidamente cerca.Mis uñas se clavan en su espalda, mis gemidos se vuelven más altos, más desesperados, y Conner lo siente. Lo sabe.Me besa con fiereza, con la misma intensidad con la que me está follando, su lengua enredándose con la mía mientras sigue moviéndose, más rápido, más profundo, más jodidamente perfecto.-Conner…-jadeo contra sus labios, mi voz temblando.Él no dice nada. No hace falta.Su cuerpo sigue llevándome más alto, empujándome más allá del límite, hasta que finalmente me rompo por completo.Mi espalda se curva, un gemido ahogado escapa de mi garganta y el placer me consume en una oleada arrolladora.Conner sigue moviéndose dentro de mí, prolongando cada segundo de mi orgasmo, hasta que finalmente él también alcanza su punto, con un gruñido ronco y una última embestida que me deja temblando en sus brazos.El coche sigue empañado, el calor es sofocante, y mi cuerpo sigue vibrando con los últimos ecos del placer.Me dejo caer contra su pecho, sin fuerzas, sintiendo su respiración agitada contra mi pelo, sus manos recorriendo lentamente mi espalda.Ha sido jodidamente intenso.Y, por primera vez, no siento ese vacío en el pecho.Todavía estoy intentando recuperar el aliento cuando Conner deja caer la cabeza contra el asiento y suelta con tono satisfecho:-No hay nada como un polvo de reconciliación.Levanto la cabeza lo suficiente para mirarlo con incredulidad. ¿En serio?-¿Eso es lo primero que dices después de esto?-respondoÉl solo sonríe con suficiencia, deslizando las manos por mi espalda en un gesto perezoso, como si estuviera disfrutando de la sensación de mi piel contra la suya.-¿Acaso me equivoco?-Eres un imbécil-Le doy un leve empujón en el pecho, aunque no hago ningún esfuerzo real por alejarme.-Soy tu imbécil.Cabrón.Pongo los ojos en blanco, pero no puedo evitar la pequeña sonrisa que amenaza con asomarse en mis labios. Conner sigue trazando círculos perezosos en mi piel, como si no tuviera ninguna intención de moverse pronto.-Nos vamos a quedar pegados si seguimos así-Me remuevo un poco, sintiendo el calor pegajoso entre nuestros cuerpos.Conner gruñe con dramatismo.-Dame cinco minutos más.-¿Cinco minutos más para qué?Su sonrisa se ensancha mientras aprieta un poco más su abrazo.-Para disfrutar de lo increíble que ha sido esto.Resoplo, pero me acomodo mejor contra su pecho. Porque, joder… tiene razón.
Damián
El aullido nos hace saltar de golpe de la cama. Miro a Jon con el ceño fruncido mientras me froto la cara para despejarme.-¿Qué pasa?-Él ya está sentado al borde de la cama, con la mandíbula tensa y la mirada fija en la ventana.-Han cazado a alguien en los túneles.Mi cerebro todavía está en proceso de arrancar, pero esas palabras me despiertan del todo.¿Quién habrá sido el desafortunado? Pienso mientras me levanto de la cama. -Vamos, vístete.No necesito que me lo diga dos veces. Me pongo la ropa rápidamente mientras él espera. Lo bueno de haber crecido con Tim es que sé vestirme a toda velocidad.Cuando salimos, Jon decide que nos llevaremos el coche de Tim. Aunque la lluvia ha parado, el suelo es puro barro, y no estamos para acabar con el coche enterrado en la maleza.Mientras Jon conduce hacia su casa, me extiende su móvil desbloqueado.-Mándale un mensaje a Conner. Explícale la situación.Lo hago sin rechistar, tecleando rápido para no perder tiempo. Apenas lo envío, saco mi propio móvil para avisar a Tim, pero Jon me detiene con una mirada rápida.-No se lo digas a tu hermano.-¿Por qué?-Porque lo más seguro es que esté con el mío.Bufó con frustración, pero guardo el móvil. Jon tiene razón. No quiero imaginarme a mi hermano en medio de una sesión de "reconciliación" con Conner. Paso.Al llegar a la casa de los Kent, veo varias personas afuera, vistiéndose a toda prisa. Seguramente son los lobos que estaban patrullando. No han perdido el tiempo.Jon y yo entramos directamente. Pasamos por el salón, donde hay otros dos hombres de la edad de Clark conversando en voz baja. Claramente son personas de confianza.Cuando bajamos al sótano, lo veo.Mike.Está detrás de una línea de plata, con el rostro serio y la mirada clavada en el suelo. No intenta hablar. No intenta negociar. Solo espera.Mi corazón se acelera.Mi hermano va a flipar.
Tim
El coche avanza en la oscuridad, solo iluminado por las farolas dispersas en la carretera. La lluvia ha cesado, pero el ambiente sigue húmedo, cargado de esa sensación de que algo importante acaba de pasar.
Conner está al volante, la mandíbula tensa, los dedos apretados contra el cuero del volante. Sé que está conteniéndose, organizando sus pensamientos antes de hablar, pero la impaciencia en mí es evidente.
-¿Vas a decirme qué está pasando o voy a tener que adivinarlo?-pregunto, cruzándome de brazos.
-Han cazado a alguien en los túneles-Me enderezo en el asiento.
-¿A quién?-Conner niega con la cabeza.
-Aún no lo sé, pero lo atraparon en plena transformación-Me lanza una mirada rápida.
Mi mente empieza a ir a mil por hora. Un lobo atrapado transformándose mientras sale de los túneles.
Cuando llegamos a mi casa, salgo disparado y subo las escaleras de dos en dos. Me ducho rápido, apenas tardando unos minutos en quitarme el olor a humedad y tierra...y lo demás. Luego me visto con ropa deportiva: unos pantalones de chándal, una camiseta negra y una sudadera que me pongo sin pensarlo demasiado.
Cuando regreso al coche, Conner ya tiene el motor encendido. El camino hasta la casa de su familia se siente eterno, aunque no tardamos tanto. Al llegar, veo más movimiento del habitual: varios de los suyos están reunidos, algunos en el porche, otros dentro. Hay tensión en el ambiente, algo eléctrico y latente, como si todos estuvieran esperando que algo más ocurriera.
Entramos en la casa, cruzamos el salón donde algunos adultos conversan en voz baja, y bajamos hasta el sótano. La primera imagen que veo es a Jon y a Damian sentados en el sofá junto con varios de los demás. Hay una energía densa en el aire, como si acabaran de ser testigos de algo que todavía están procesando.
Me acerco, y uno de los que claramente participó en la caza empieza a hablar.
-Lo vimos saliendo de una de las trampillas-explica con voz firme-Parecía estar asegurándose de que no había nadie cerca, pero lo pillamos justo cuando estaba en mitad de la transformación.
Mi cerebro se desconecta por un segundo.
-¿Quién?-pregunta Conner.
-Mike-Dice Damián
Siento que el suelo bajo mis pies desaparece por un instante.
Mike.
Sabía que era un lobo. Conner me lo había dicho. Pero esto… esto no encaja.
-¿Mike?-repito, como si decir su nombre en voz alta pudiera hacer que la situación tuviera sentido.
No parece un traidor.
Y sin embargo, ahí está.
Clark me mira con seriedad, su voz grave cuando finalmente pregunta:
-¿De qué lo conoces?
Un silencio se instala en la habitación mientras todas las miradas se posan en mí. No tengo nada que ocultar, así que simplemente digo la verdad:
-Era alguien con quien me acostaba.
El efecto de mis palabras es inmediato. Las miradas de todos se vuelven más intensas, inquisitivas, como si de repente estuvieran considerando la posibilidad de que yo también sea un traidor. La tensión en el ambiente se vuelve casi insoportable, y por primera vez en mucho tiempo, siento que estoy bajo escrutinio real.
Damián, Jon y Conner son los únicos que no parecen sorprendidos ni sospechosos de mí.
-¿Solo eso?-pregunta alguien con desconfianza.
-Sí. Quedábamos, nos acostábamos, y ya. Nunca me habló de sus cosas, ni de lo que hacía fuera de eso. Para mí, Mike solo era…-hago una pausa, buscando las palabras adecuadas-parecía una buena persona.
Mis propias palabras resuenan en mi cabeza. Parecía una buena persona.
No sé si lo estoy diciendo para convencerlos a ellos o para convencerme a mí mismo.
Damián
Han pasado dos horas.
Dos horas de preguntas interminables, de miradas cargadas de desconfianza hacia Tim, como si esperaran que de un momento a otro confesara algo que no sabía. Y durante todo ese tiempo, él repitió lo mismo: No sé nada.
Yo lo observé desde la distancia, sin intervenir. No necesitaba hacerlo. Tim puede defenderse solo, y además, sé que dice la verdad. Si hubiera sospechado de Mike, si hubiera tenido la más mínima pista, ya lo habría descubierto antes que cualquiera.
Pero ahora, en la casa de los Kent, todo ha quedado en silencio.
Tim se ha quedado en la habitación de Conner, probablemente con la cabeza aún dándole vueltas a todo. Yo estoy en la de Jon, sentado en la cama mientras él se quita la sudadera y se sienta a mi lado.
-Hay algo en todo esto que no me cuadra-Se pasa una mano por el pelo, con el ceño fruncido-Si era un traidor, ¿por qué exponerse de esa forma? ¿Por qué estar en los túneles justo cuando había patrullas?
-Tal vez fue un descuido. Tal vez pensó que no lo atraparían-Jon suelta una risa corta, sin humor.
-Nadie es tan estúpido.
Me quedo en silencio. Tiene razón.Algo en todo esto no encaja. Jon se gira hacia mí y me observa unos segundos antes de preguntar:
-¿Tú qué piensas?-Exhalo despacio, sin apartar la mirada de la pared frente a nosotros.
-Pienso que alguien está jugando con nosotros.
Jon asiente lentamente, como si mis palabras coincidieran con sus propios pensamientos. Luego, sin previo aviso, se acerca un poco más, hasta que nuestras piernas se rozan.
-¿Crees que Tim esté bien?
-Sí. Pero va a necesitar respuestas.
Jon suspira, y después de un instante de silencio, murmura:
-Mañana será un día largo.
-Sí-concuerdo, apoyando la cabeza contra su hombro.
Él no dice nada más. Solo se queda ahí, conmigo, en la oscuridad. Y por un momento la calidez de su cuerpo a mi lado me hace sentir un poco menos despierto.
Tim
-Conner deja escapar una risa baja, pero no hay humor en ella.-Bienvenido a mi vida. Descansa. Mañana va a ser una locura.
Asiento, aunque sé que dormir será difícil. Porque aunque Conner confía en mí los demás no.
Bạn đang đọc truyện trên: RoTruyen.Com